Las defensas de Constantinopla II: la cadena, el «fuego griego» y la Theotokos.

¡Hola bizantinos¡, hoy os traigo la segunda parte de los elementos defensivos con los que contaba Constantinopla para repeler asedios. Analizaremos la cadena que cerraba el acceso al Cuerno de Oro, el llamado “fuego griego” y, como factor psicológico pero no por ello menos importante, la devoción a la Thetokos.

Restos de la cadena que cerraba el acceso al Cuerno de Oro cuando se producía un asedio
Restos de la cadena que cerraba el acceso al Cuerno de Oro cuando se producía un asedio

Como ya hemos indicado, Constantinopla también contaba con otros elementos defensivos, el principal después de sus murallas fue la cadena que impedía el paso al Cuerno de Oro (un estuario natural a la entrada del estrecho del Bósforo). Esta cadena estaba anclada a la torre de Eugenio, situada bajo la acrópolis de la vieja Bizancio, y en el otro extremo, en la costa de Pera al otro lado del Cuerno de Oro, a la Megálos Pyrgos (Gran Torre). Ese sector extramuros de la ciudad fue cedido a los genoveses por su ayuda en la reconquista de la ciudad de manos venecianas en 1261. Este hecho unió la suerte de la dinastía Paleólogo a la de la república de Génova. La principal potencia occidental en salir beneficiada de las consecuencias de la toma de Constantinopla en el seno de la Cuarta Cruzada (1204) fue Venecia. En teoría, la Cuarta Cruzada iba a retomar Egipto para la fe cristiana tras siglos de dominación islámica. Los venecianos, mandados por el ambicioso, nonagenario y ciego Enrique Dándolo, decidieron aprovechar una usurpación para tomar el control de la capital y de gran parte del imperio. De ahí que Miguel VIII, el emperador que retoma la capital en 1261, ofreciera todo tipo de exenciones fiscales y posibilidades de asentamientos comerciales en el imperio a los genoveses a cambio de su ayuda militar contra los venecianos. Lo cual, por cierto, colaboró no poco en provocar el desplome de los beneficios del comercio en manos romanas, hundiendo al imperio en una imparable decadencia económica que tuvo su repercusión en el cada vez más mermado ejercito.

Torre de Gálata que se levantó en el suburbio genovés de Pera, llamada Gran torre por los romanos y Torre de Cristo por los Genoveses.
Torre de Gálata que se levantó en el suburbio genovés de Pera, llamada Gran torre por los romanos y Torre de Cristo por los Genoveses.

Los genoveses, al ser destruida la Gran Torre durante la ocupación latina, construyeron la Torre Gálata en la que se fijaba un extremo de la cadena cada vez que el enemigo amenazaba Constantinopla. Para los romano-orientales tener el dominio del Cuerno de Oro era vital si querían resistir a un prolongado asedio ya que por ahí les llegaban los refuerzos y víveres necesarios para soportar con éxito un largo bloqueo. Constantinopla formaba un triángulo con dos de sus lados resguardados por el mar y las murallas marítimas y el lado de tierra defendido por la doble muralla terrestre y por el foso. Los eslabones de la cadena eran apoyados en pequeñas boyas de madera para que flotaran. Precisamente, la ciudad sucumbió en 1204 porque los cruzados dominaron con su flota el Cuerno de Oro y, desde allí, forzaron el paso por las murallas marítimas mucho peor fortificadas que las terrestres. No fue este el único caso en el que encontramos una cadena guardando el acceso naval de una ciudad en el período medieval. Sin ir más lejos, la propia ciudad de Sevilla en época musulmana contaba con una cadena que la defendía de ataques por mar. Esta cadena se engarzaba en un extremo en la Torre del Oro y, en la otra orilla, a una fortificación.

Construida en 1220 por los Almohades, se cree que cerraba el acceso fluvial a la ciudad por medio de una cadena que se engarzaba en la propia Torre del Oro en un extremo y en una fortificación hoy desaparecida en el otro extremo.
Construida en 1220 por los Almohades, se cree que cerraba el acceso fluvial a la ciudad por medio de una cadena que se engarzaba en la propia Torre del Oro en un extremo y en una fortificación hoy desaparecida en el otro extremo.

Otro elemento importante en la defensa de la ciudad fue el llamado “fuego griego”. Su origen es confuso, parece ser que fue desarrollado por Calínico, un sabio cristiano sirio que huyó a territorio romano cuando las invasiones árabes del siglo VII. El fuego griego consistía en una mezcla incierta de hidrocarburos de baja densidad cuya composición exacta no ha podido ser averiguada ya que sus ingredientes fueron secreto de Estado y se hundieron con el imperio en 1453. La mezcla era proyectada por sifones que se colocaban en barcos o en las propias murallas. Fue un adelanto militar sin parangón en su tiempo ya que si alcanzaba a algún barco éste irremediablemente era pasto de las llamas ya que la sustancia seguía ardiendo incluso encima del agua. La única forma de extinguir las llamas era verter arena sobre lo que se estuviese quemando. Este arma “no convencional” del siglo VII permitió la supervivencia de Constantinopla en el primer asedio árabe que duró de 674 a 678 y en sucesivos asedios como el de los Rus de Kiev en el 941, siendo usada por última vez en el asedio final de 1453. En las crónicas árabes recibe el nombre de “fuego romano”. En honor a la verdad, los árabes desarrollaron una sustancia similar que era capaz de incendiar lo que tocaba, aunque de mucha menos calidad por lo que su uso fue más propagandístico que efectivo en la batalla.

Miniatura de un códice medieval en el que se muestra el uso del fuego griego, arma precursora de los modernos lanzallamas.
Miniatura de un códice medieval en el que se muestra el uso del fuego griego, arma precursora de los modernos lanzallamas.

Un último elemento defensivo fue la fe que tenían los habitantes de Constantinopla en la protección de la Madre de Dios (Theotokos en griego). Cuando en Constantinopla veían venir a un ejercito enemigo sacaban en solemne procesión el manto de la Madre de Dios para que les ayudara y les concediera fuerzas en lo peor de la batalla. Algunas tradiciones bizantinas aseguraban que la decisiva actuación de la Theotokos en el asedio que el Kaganato de Rus sometió a la capital del imperio en el año 860 salvo a la ciudad de perecer frente a los barbaros. Miguel III, el emperador reinante en ese momento, cuando vio aparecer a los Rus se dirigió a la iglesia de Blaquernas, sacó el manto de la Theotokos en procesión por las murallas y luego lo introdujo en la orilla del Cuerno de Oro. Mágicamente se levantó una terrible tempestad que asoló la flota enemiga causándole gran mortandad.

Justiniano el Grande y su (no menos grande) consorte Teodora ofrecen la Ciudad a la Madre de Dios.
Justiniano el Grande y su (no menos grande) consorte Teodora ofrecen la Ciudad a la Madre de Dios.

2 comentarios en “Las defensas de Constantinopla II: la cadena, el «fuego griego» y la Theotokos.

    1. Hola Justiniano, gracias por leer mi blog y comentar. Es muy injusto que el Imperio romano del Oriente sea uno de los grandes desconocidos de la Historia. Merece mucho más. Si Occidente existe a día de hoy es porque Constantinopla sirvió de escudo frente a invasores a Europa durante siglos. Recuerdos a Teodora.

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